“Somos lo que comemos” es un refrán que todos conocemos pero que, a veces, parecemos olvidar. Efectivamente, desde que nacemos, nuestra alimentación influye de manera decisiva en nuestra
salud y bienestar.
En los niños, un correcto desarrollo viene dado por un adecuado aporte de energía, que pueda cubrir las necesidades básicas, la demanda de energía que supone crecer de forma continuada y la que requiere su actividad física.
La principal fuente de energía es a través de la alimentación. Como todos los hábitos, una buena alimentación debe formar parte de nuestro día a día.
La principal fuente de energía es a través de la alimentación. Como todos los hábitos, una buena alimentación debe formar parte de nuestro día a día.