La estación del año puede afectar al estado emocional del niño.

Con el cambio de estación, no solo los adultos podemos experimentar cambios en el estado de ánimo; también los niños. 
La relación entre este cambio en el estado emocional y la época del año se puede encontrar en la variación de las horas de luz. 

¿Qué ocurre en sus cuerpecitos y en los nuestros con los cambios de estación y de luz solar? 

El cerebro regula la producción de dos hormonas, la melatonina y la serotonina, que intervienen en el estado de ánimo, en el ciclo del sueño y vigilia y en nuestra energía.  

Producimos más melatonina cuando se pone el sol, llegando a un pico por la noche, y vuelve a disminuir cuando sale el sol. Por eso a la melatonina se le conoce popularmente como “hormona de la oscuridad”. En invierno, cuando el día tiene menos horas de luz, el cuerpo produce mayores niveles de melatonina, podemos estar más cansados y tenemos más sueño.

Con la serotonina ocurre lo contrario. Aumenta cuando hay una mayor exposición al sol, como en verano, y disminuye en invierno, cuando hay menos luz y el día se acorta. La serotonina nos despierta y nos mantiene activos. 

Así, cuando los días son más cortos y aumenta el número de horas de oscuridad, se puede producir un aumento de los niveles de melatonina y una disminución de serotonina. Por eso quizás en invierno podemos ver a los niños más “apagados”. No conviene ignorar estos posibles síntomas, pero conocer cómo se están adaptando sus  hormonas a una nueva estación nos puede ayudar a no alarmarnos. 

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a sentirse más positivos y enérgicos? 

Podemos ayudarles enseñándoles a tener más paciencia y perseverancia para hacer frente al día a día.  También tendremos que buscar forma variadas de animarles y ayudarles en sus actividades diarias. 
Si aprovechamos las horas de mayor exposición a la luz solar para hacer actividades al aire libre, conseguiremos cargar un poco más sus niveles de serotonina para compensar. 

Por el contrario, quizás echemos de menos ese ritmo lento cuando llegue la primavera, se alarga el día y aumenta la producción de serotonina, en detrimento de la melatonina. 
Y en verano, tenderán a estar más despiertos, alegres y positivos pues la exposición a la luz del sol es mucho mayor. 
 ¡Menos mal que nosotras también tendremos más exposición a las horas de sol y nos cargaremos de energía y positivismo!


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