1 de septiembre de 2021... 16h... El mundo se paró bajo mis pies y la tierra dejó de girar por unos instantes...
Hacía escasos 5 minutos que la decisión final había sido tomada y mientras te cantaba tu querida " Salve Rociera", te fuiste apagando hasta que por fin dejaste de sufrir porque, digan lo que digan, esa espera para traspasar hacia la luz, no sé hasta que punto no te hacía sufrir.
A pesar de saber lo que se avecinaba, no fue hasta un rato después cuando me di cuenta de que aquello era verdad y que mi mundo ya no sería igual nunca más, y así ha sido...
No ha pasado ni un sólo día en el que no te haya echado de menos... Ya no te puedo llamar cuando salgo de bucear para decirte lo que he visto bajo el mar, ni tampoco para decirte que cambies de canal porque hay algo interesante que nos gusta a los dos o simplemente, llamarte para oír tu voz... Ya no puedo, ya no estás, ya no te puedo escuchar...
A pesar de ello, sigo hablando contigo, pero ya no respondes y entonces, esa herida en el corazón vuelve a doler, aunque sé que andas por aquí, cuidándonos y protegiéndonos, de eso no me cabe la menor duda.
Hoy hace un año que te fuiste para no volver y duele, sigue doliendo y no creo que deje de hacerlo nunca porque el 1 de septiembre, el día que más odiabas porque significaba volver al trabajo y dejar la playa atrás, me recuerda aquel horrible momento en el que cerraste los ojos para no volverlos a abrir nunca más.
Hoy hace un año...
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